Las grandes almas son despertadas por el sufrimiento

Las más impresionantes personalidades, con grandes almas, aguantan muchas cicatrices. Por eso, el sufrimiento es un estímulo al despertar, cosa que, sólo las grandes almas pueden soportar. Muchos de nosotros parecemos estarnos acercando aceleradamente a nuestra trayectoria evolutiva, y sin embargo, todavía estamos experimentando problemas emocionales y sentimientos de miedo.

En este proceso de despertar, llegamos a ciertos puntos donde parece que somos alzados sobre el filo de una navaja de “saber” y “no saber”. Este saber y no saber simultáneamente y el espacio entre los dos es lo que nos está manteniendo confusos y desequilibrados. Es como estar en un bardo, el espacio dentro de un espacio, el espacio entre las respiraciones, el espacio intermedio.

Colgamos allí, suspendidos en el limbo con un gran signo de interrogación, un malestar por estar en un lugar tan diferente y nuevo, que hay un instinto natural para simplemente congelarse, y no ese momento no es  obvio que lo siguiente que hay que hacer es ser y sentir. Nuestros entendimientos básicos mismos de nuestro significado de la religión y la espiritualidad ya no están aplicando y se están erosionando rápidamente.

Nuestra comprensión básica de nuestro Ser y la forma en la que alguna vez funcionamos en el exterior e interior se están desmoronando sin nosotros saberlo, hasta que inesperadamente nos damos cuenta que de alguna manera, nos sentimos extrañamente diferentes acerca de algo que es posible que hayamos grabado originalmente en piedra.

El ritmo es ahora tan rápido que nos preguntamos cómo llegamos del punto A al punto B. ¿Qué pasó con el tiempo entre los dos?, ¿Hubo algún lapso o repentinamente llegamos ahí? Mientras seguimos asombrados con esta maravilla, somos sacudidos bruscamente hacia algún otro lugar diferente sin haber integrado plenamente nuestro último punto de referencia.

Las otras piezas de este rompecabezas son las crudas emociones que parecen estar surgiendo de la nada. Los centros de nuestras almas están abiertos y desde hace bastante tiempo han estado recibiendo en cantidades voluminosas, información que necesitábamos como almas.

Y entonces entramos en confusión pues, si somos tan abiertos, no entendemos por qué seguimos sintiendo dolor, creyendo que deberíamos ir más allá de eso y que deberíamos estar libres del dolor de la ilusión. La respuesta es no, y está perfectamente alineada con el salto hacia adelante. De hecho, cuanto más avanzamos, más nos inclinamos a exponer lo que aún no está alineado con quienes somos realmente, y es precisamente esto lo que nos hace sentir mal. A medida que más de nuestros sentimientos son expuestos y sanados, hay “más espacio disponible” para integrar nuestro auténtico Yo dentro de nuestra forma actual, expulsando sin piedad nuestras sombras restantes y todo lo que viene con ello.

Según algunas enseñanzas, si permanecemos en el momento, agradecidos por todo lo que contiene, sonriendo y permaneciendo alegres, nuestras sombras no nos molestarán y eventualmente nos dejarán en paz. Hay verdad en la práctica de vivir momento a momento y estar en alegría, pero eso no soluciona nuestras sombras. Si queremos, podemos apisonar nuestras sombras hacia abajo durante cursos de vida, pero en algún momento tienen que ser permitidas, y cuando decidimos sacarlas a la Luz, nuestro auténtico Yo orquestará cada truco que conozca para darle cara, permitiendo que vengan, para así amarlas y finalmente decir adiós al dolor que han estado sosteniendo para nosotros.

El fuego de sanación del Ser auténtico sigue yendo cada vez más profundo en nuestras propias células, en nuestra relación con la Madre y nuestras heridas combinadas, nuestras vidas paralelas, líneas de tiempo familiares y superposiciones de consciencia colectiva. Y esto no terminará hasta que dejemos esta octava de dualidad. Sin embargo, podemos llegar a un punto de una dualidad casi colapsante mientras estamos todavía en el cuerpo humano y, finalmente, se manifiesta la belleza en total libertad.

Si vamos a incorporar plenamente lo que somos en realidad, tenemos que abandonar esta experiencia y empezar a crear nuestros propios mundos y galaxias. Somos seres en constante expansión y no hay final a la vista de lo que llegaremos a ser y a hacer.

 

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